Son los protagonistas del verano en la capital catalana. Grupos de ciudadanos anónimos que, como auténticos guardianes, se arman de valor para plantar cara a los ladrones que actúan por Barcelona o que aprovechan las redes sociales para hacer visible el creciente problema de la inseguridad en la capital catalana. A la espera de que las nuevas políticas municipales contra los delitos hagan efecto, estos colectivos -que actúan sobre todo en el Metro para alejar a carteristas- son cada vez mejor vistos por los ciudadanos y, a la vez, más molestos para la administración.
Desde hace años, Eliana Guerrero patrulla por los pasillos y andenes del Metro. Ahora, el empeoramiento de la degradación ha arrastrado a decenas de ciudadanos a sumarse a la causa. Con carteles, gritos y silbato en mano, intentan -y consiguen- disuadir a los carteristas de atacar a turistas y viajeros despistados. Son el ejemplo más conocido de estas patrullas en auge.
Con un «modus operandi» distinto, pero la misma finalidad de combatir y visibilizar la delincuencia en las calles, la plataforma BCN Helpers lleva tres meses en marcha y miles de tuits y retuits escuetos para avisar, de manera anónima y sin una invasión directa, de sucesos que ocurren en las calles de Barcelona. «Detectado robo con violencia contra una turista alemana ahora mismo en plaza Cataluña», «detectada la famosa carterista del Perú en el andén de Sagrada Familia en dirección Cornellà» o «detectado un grupo de menores de caza ahora en Nova Icaria con Arquitecte Sert», son algunos de los mensajes, a modo de ejemplo, que publicaron ayer.
como ayer contaba ABC exigen a sus responsables más efectivos y medios para abordar la crisis de seguridad en la calle, sí coinciden en este caso con las direcciones de sus cuerpos policiales. «Que personas que no tienen nada que ver con la seguridad estén haciendo patrullaje es mala señal», incidía un urbano que estos días había hablado con este periódico.
En una línea similar, fuentes sindicales de los Mossos creen que estos fenómenos «crean más alarmismo porque están visibilizando un problema que ya hace tiempo que se ha instaurado en Barcelona». En el trasfondo de la cuestión también está el temor de que lleguen a despertarse mafias de patrullas.
Paralelamente a la creación de estos fenómenos, por desgracia, violentos sucesos siguen empañando la actualidad en Barcelona. Ayer mismo, se sumaron dos nuevas víctimas mortales, en el barrio de La Mina (que pertenece al municipio limítrofe de Sant Adrián del Besós) y en Can Tunis, al listado de muertes aparentemente violentas que acumula la Ciudad Condal.
En La Mina, un barrio que históricamente fue problemático y en el que ahora se están acomodando los propietarios de narcopisos que se han echado del centro de Barcelona -lo que ha llevado a los Mossos d’Esquadra a desplegar un operativo especial allí-, un hombre de 30 años falleció por las heridas de arma blanca durante el transcurso de una pelea. La trifulca, que tuvo lugar en la calle Venus, dejó a tres personas heridas, uno de ellos de gravedad. Él era un hombre de nacionalidad georgiana, que acabó muriendo horas después en un hospital. El caso se está investigando.
La policía catalana también está analizando las causas del fallecimiento de una mujer de 46 años y de nacionalidad sueca, cuyo cadáver fue localizado ayer a primera hora del día en plena calle y con parte de su cuerpo debajo de un remolque que estaba aparcado en una zona poco transitada de la zona de Can Tunis. Los Mossos mantienen abiertas todas las hipótesis, si bien la principal es que se trataría de un homicidio. La autopsia deberá confirmarlo.
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